El agua:
Es necesaria para la vida de los seres humanos, los animales, las plantas y el resto de los seres vivos. Sólo para citar un ejemplo, un ser humano pudiera sobrevivir solo de 2 a 10 días sin el vital líquido, dependiendo de la temperatura y el grado de humedad de su ambiente.
Alrededor de 70% de nuestro cuerpo está constituido por agua; ella está presente en la sangre, la saliva, el interior de nuestras células, en cada uno de nuestros órganos, nuestros tejidos e incluso, en los huesos.
Además de agua para beber, los seres humanos utilizamos este vital líquido en casi todas nuestras acciones: para preparar alimentos, lavar, aseo personal, riego de cultivos, cría de animales, fabricación de productos, producción de energía, transporte, recreación y turismo, entre otros.
El agua es un líquido incoloro, insípido e inodoro, es decir, no tiene color, sabor, ni olor cuando se encuentra en su mayor grado de pureza. Está compuesta por dos partes de hidrógeno y una de oxígeno.
El agua en la naturaleza se encuentra en tres estados sólido, líquido y gaseoso.
- Estado sólido: Se presenta como nieve, hielo o granizo. Forma los nevados y glaciares de la cordillera andina y otras altas montañas del mundo.
- Estado liquido: Se encuentra formando los océanos, mares, lagos, lagunas, ríos, quebradas y en forma de lluvia.
- Estado gaseoso: Se encuentra en la atmósfera como vapor de agua, en proporciones variables formando las nubes, la niebla y la bruma.
Es importante tener en cuenta que las aguas naturales, sean de río, pozo subterráneo, manantiales, o cualquier otra fuente, deben ser evaluadas y tratadas para el consumo humano, pues usualmente contienen sustancias disueltas como sales y gases, y otras partículas, además que pueden arrastrar otras sustancias en suspensión.
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